Los tragaluces son muy comunes en techos, y en techos metálicos a veces los vemos traslapando perfectamente con las láminas metálicas. En este caso, la lámina metálica blanca y el material lechoso del tragaluz se mezclan casi perfectamente, tanto que cuesta distinguir uno de otro.
Cuando instalamos SFV es nuestra responsabilidad reconocer peligros más allá de los peligros eléctricos. En esta instalación FV, el flujo natural lleva a las personas a caminar por el lado del techo que no tiene módulos, que a su vez está lleno de tragaluces. Si alguien caminase sobre la lámina de policarbonato corrugado del tragaluz, ¡la probabilidad de que atraviese la lámina es alta!
Esta lección la aprendí por el camino más peligroso: la experiencia.
Yo estaba inspeccionando este sistema y me acosté en el lado norte del techo para ver debajo de los módulos desde la cumbrera. Los colegas con los que estaba trabajando estaban bajo techo, en los inversores, y rápidamente me gritaron que estaba sobre un tragaluz. Totalmente acostada boca abajo comencé a moverme despacio de vuelta a la lámina metálica.
Naturalmente, en mi reporte de inspección resalté este peligro y recomendé que se marcara claramente el tragaluz para evitar un accidente posiblemente fatal.